Vamos a ver, vamo a ve, amo a ve...

Lo más probable es que estes leyendo esto solo por una palabra. Así que te la pondré bastante grande (la palabra):

GRATIS*

*Solo para 2 personas, tampoco os motivéis

Pero oye, que es gratis.

Te explico. Me explico.

Últimamente estoy bastante generoso. Quizás sea porque me hago mayor y quiera ponerme al día con el karma, quizás porque me aburra, quizás porque... yo que sé, estoy generoso, sin más.

Si estuvieras leyendo la página de ventas de un marketero de pacotilla verías una página estructurada. Con su título para llamar la atención, todo bien ordenadito, bla bla bla, tonterías. Pero la experiencia me ha dicho que no, que eso no sirve de nada. Lo que de verdad importa es que la historia que escribas conecte, nada más.

¿Historia?

Sí. Para vender tienes que contar historias, porque todos sabemos lo aburrido que es leer una página de ventas en la que simplemente te cuentan lo bueno, bonito y barato que es lo que sea que te están intentando colar vender.

Y yo te voy a contar una historia. Más adelante. Una historia con la que aprenderás a vender, me contrates o no.

Pero antes, ¿quién eres tú y por qué debería hacerte caso?

Yo soy Jose (sin tilde, porque acento si tengo y mucho). Copywriter y storyteller. Lo que viene siendo, llamado de forma cool, escritor de historias y textos persuasivos para que vendas más. Y voy a ofrecerte mis servicios.

Yo escribo para conectar con tus clientes, para crearles una imagen mental de tu producto tan real que no puedan dudar si comprarte o no. La única cosa que dudarán es si comprarte uno o siete (si vendes productos, si vendes servicios te comprarán uno, no te motives, la gente no es tonta).

Para ello me transformo en Leonardo DiCaprio. Por que te gustan las mujeres de menos de 25 años, ¿verdad?

No.

Me transformo en Leonardo DiCaprio en Inception u Origen o como se llame en tu país. Soy capaz de entrar en la mente de tu cliente y dejarle una semilla para que no deje de pensar en lo que vendes. Y con ello, que sea inevitable que te compre.

Te pongo un ejemplo.

Imagina que tienes que vender una botella térmica reutilizable. Un copywriter que no sabe vender escribiría:

«No es una botella: es tu clima portátil. Mantiene tu café humeante hasta el último sorbo y tu agua helada cuando el día aprieta (24h frío, 12h caliente). Acero inoxidable, libre de BPA, 100% hermética y sin condensación: adiós a los plásticos de un solo uso y a mochilas mojadas. Llévala al gym, a la oficina o a tu próxima escapada. Hidrátate con estilo, cuida el planeta y olvídate de comprar otra.»

Aburrido.

Un buen copywriter diría:

«Hay momentos en los que el café hay que disfrutarlo a la temperatura perfecta. En mitad de ese turno de noche, cuando ves amanecer en la cima de esa montaña a la que has subido mientras el sol dormía o cuando ya has estudiado tres temas y paras a descansar.»

¿Notas la diferencia? Si no la notas seguramente no trabajemos nunca juntos.

En resumen:

Si quieres vender más, tienes que crear la imagen en la cabeza de tu cliente. La necesidad se la creará él mismo después.

Pero, aunque tu historia sea buenísima, tienes que cumplir las espectativas. Aunque seas capaz de entrar en la cabeza de tu cliente y crearle la necesidad, si tu producto o servicio es una mierda y no cumple las espectativas, a largo plazo seguirás sin vender.

Y ahora es cuando te cuento la historia que te prometí...

A no ser que vivas en un búnker, habrás oído hablar de Brujas, la ciudad belga.

En el imaginario colectivo, Brujas es una ciudad que hay que visitar sí o sí. En ninguna cabeza cabe hacer un viaje de varios días a Bélgica y no visitar Brujas. Podríamos decir que está en la guía Michellin de las ciudades del mundo.

Bien.

Si yo ahora te preguntara por Brujas y tú nunca has estado, seguramente me dirías que te encantaría ir, que tiene que ser preciosa, una ciudad de cuento... Todo bien conservado, limpio, con gente amable por las calles.

Vaya, como si te hubieras teletransportado a una película de princesas de Disney.

Nada más lejos de la realidad.

Hace ya unos años vivía en Alemania y, con la que era mi pareja por aquél entonces, decidimos hacer un road trip por Bélgica y Países bajos. Teníamos todo organizado al milímetro. Iba a ser un viaje impresionante, visitando grandes ciudades, pero también pequeños lugares con encanto donde perdernos.

Y entre esas ciudades estaba Brujas.

Estuvimos en Bruselas y después viajamos a Gante, donde hacíamos noche antes de visitar la ciudad a la que teníamos tantas ganas de ir, Brujas.

Todo estaba saliendo a pedir de boca. Dos enamorados viajando en coche juntos y descubriendo un país con paisajes y lugares increíbles. ¿Qué podía salir mal?

Muchas cosas, ya te lo digo yo.

Aparcamos el coche y empezamos a andar por las calles, dirigiéndonos poco a poco hasta la zona más céntrica, desde donde ya exploraríamos.

¿Alguna vez has estado en un parque de atracciones? ¿Conoces esa sensación de cuando te estás acercando a la zona de la entrada y empiezas a ver cada vez a más gente? Pues así nos sentimos. Parecía que estábamos entrando en Disney Land Paris. Y no precisamente por algo bueno.

La masa de gente era indescriptible.

Miles de personas con el uniforme oficial de turista.

Cámaras,

niños,

mochilas,

gritos,

gente vendiendo cualquier cosa...

parecía que estaba en Torremolinos en pleno agosto.

Intentamos recorrer la ciudad lo mejor que pudimos hasta que llegó la hora de comer.

Entramos en un restaurante que parecía apetecible. Además, las reseñas de Google eran buenas, así que íbamos a tiro fijo. Pero claro, aunque encontramos sitio para sentarnos, estaba a rebosar. Eso y, supongo que la mala gestión del local, hicieron que nos cabreáramos mucho. Hasta el punto en el que decidimos irnos y comernos un bocadillo de camino a otra ciudad.

Gracias a eso descubrimos Gante, y nos encantó.

Ese día aprendí una lección muy importante. No debemos tener espectativas cuando vamos a conocer algo nuevo. Déjate llevar, disfrútalo y, si no te gusta, vete.

Y es muy importante que aprendas la lección de esta historia.

Si creas espectativas en la mente de alguien, cúmplelas.

Solo eso. Todo eso.

Perfecto. Muy bonito. ¡Espectacular! Pero, ¿dónde está mi cosa gratis?

No seas ansias.

Lo primero que quiero que sepas es que la decisión de con quién voy a trabajar la voy a tomar yo. Me tiene que motivar lo que sea que vendas, me tienes que caer bien y tengo que ver que me vas a dejar hacer lo que me de la gana.

Voy a regalar 2 bonos. Solo 2. Dos. Two. Zwei. Doh.

¿En qué consisten estos bonos?

Voy a regalarte:

Para tener la oportunidad solo tienes que escribirme un mail haciendo click

Aquí

Me pondré en contacto contigo aunque no esté interesado en tu proyecto. El interés en tu proyecto dependerá de lo que te curres ese email.

Hay varias cosas que son importantes que sepas:

Aunque sea gratis voy a dar lo mejor de mí, no sé hacerlo de otra forma.

Si me interesa tu proyecto tendremos una llamada para que me cuentes más. Ahí sabré si realmente vamos a trabajar juntos.

Desde el primer día tendrás clara la fecha de entrega (normalmente unos 5 días).

Tú decides si usar lo que te entregue o tirarlo a la basura. No te voy a obligar a usar esos textos, pero estarás perdiendo dinero. Tú sabrás.

Solo elegiré dos proyectos, los que más me motiven.

Y si no te interesa, pues nada. Espero que hayas disfrutado leyento.

Pero si sí, ya sabes. El botón de arriba.

O aquí: botón

Que vaya todo bien

Jose Escudero